jueves, 25 de marzo de 2010

"Apártense Papas, que la vida es corta"

El año pasado me marcó El Coronel no tiene quien le escriba y este año me relamo con Cien años de soledad (CAS). El Coronel no... me dejó un sentimiento de quererme suicidar con ese final de... ¡Mier... Perdón, casi se me escapa. Hoy he terminado CAS y al leer el ultimo capítulo he sentido en el cuello como una llovizna de sentimiento de pequeño antes y despues en mi vida. Pero pequeño, casi nada. El Coronel no... ahora me resulta un capítulo piloto de CAS, un trailer, una generación más de Aurelianos y Jose Arcadios que se independizaron en un libro, una variante del final del Coronel Aureliano Buendia, como Borges escribía variantes del Martín Fierro.

Ese final ha sido muy poético por otras razones. El capítulo de Lost de ayer nos sirvió unas cuantas respuestas en almíbar. Supimos que los españoles tenemos un compatriota en la serie y nos dieron detalles sobre ese barco anclado en la jungla (imagen). Hablando de eso, volvamos a CAS, a un capítulo en el que el patriarca José Arcadio camina por la jungla:


Cuando despertaron, ya con el sol alto, se quedaron pasmados de fascinación. Frente a ellos, rodeado de helechos y palmeras, blanco y polvoriento en la silenciosa luz de la mañana, estaba un enorme galeón español. Ligeramente volteado a estribor, de su arboladura intacta colgaban las piltrafas escuálidas del velamen, entre jarcias adornadas de orquídeas. El casco, cubierto con una tersa coraza de rémora petrificada y musgo tierno, estaba firmemente enclavado en un suelo de piedras. Toda la estructura parecía ocupar un ámbito propio, un espacio de soledad y de olvido, vedado a los vicios del tiempo y a las costumbres de los pájaros. En el interior, que los expedicionarios exploraron con un fervor sigiloso, no había nada más que un apretado bosque de flores.
Pág. 96-98.

Texto de CAS, imagen de Lost. A la luz de lo que supimos ayer, el guiño (me) parece bastante claro.

Pero hablemos de cosas más sucias. Hablemos de los casos de pederastia o, como les gusta decir, efebofilismo católico románico, en diferentes paises y con el nombre del Papa bailando en las noticias. Hablando de Papas pederastas y de obispos, uno de los José Arcadio, el ultimo, el que iba para Papa (fuente de la imagen J.R. Mora) , tiene un capitulo interesante:


José Arcadio, que abandonó el seminario tan pronto como llegó a Roma, siguió alimentando la leyenda de la teología y el derecho canónico. [...] Casi un año después del regreso a la casa [...] la única distracción de José Arcadio era recoger niños en el pueblo para que jugaran en la casa. [...] Los hacía saltar la cuerda en el jardín, cantar en el corredor [...] mientras él iba por entre los grupos impartiendo lecciones de buen comportamiento. [...] Los cuatro niños mayores, que usaban pantalones cortos a pesar de que ya se asomaban a la adolescencia, se ocupaban de la apariencia personal de José Arcadio. Llegaban más temprano que los otros, y dedicaban la mañana a afeitarle, a darle masajes con toallas calientes, a cortarle y pulirle las uñas de las manos y los pies, a perfumarle con agua florida. En varias ocasiones se metieron en la alberca, para jabonarlo de pies a cabeza, mientras él flotaba boca arriba, pensando en Amaranta. Luego le secaban, le empolvaban el cuerpo, y lo vestían. Uno de los niños, que tenía el cabello rubio y crespo, y los ojos de vidrios rosados como los conejos, solía dormir en la casa.

Pág. 494-497.

Bibliografía
García Márquez, Gabriel: Cien años de soledad. Ed. de Joset, Jacques. Madrid, Crítica: 2005.

2 comentarios:

Lara Rosety dijo...

Cien años de soledad y Lost. Desmientes la existencia de cualquier frontera entre la literatura y la vida. Gracias.

Anónimo dijo...

Estoy de acuerdo con Lara. Ojalá todos vieran cómo todo rebosa literatura. ¡Saludos!

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