sábado, 13 de febrero de 2010

La imagen del judío, desde la poesía de Manrique hasta el estado de Israel, en una línea

Actualización: Después de que se publicase este post tuve la sorpresa y el honor de que Ángel Gómez, el editor mentado, me dejase un par de comentarios explicando la cita protagonista. Coloco en el último párrafo algunas de sus frases que lo aclaran. Esta semana tuvimos (el señor Kotoba y yo) el placer de conocerlo personalmente y hablar sobre el tema, por lo que estoy muy agradecido. Qué puedo decir, si hubiese sabido que se pasaría por el blog no hubiese sido tan sarcástico, si hubiese sabido que me iba a tratar de una manera tan amable quizás no hubiese escrito nada. En fin, ahora soy un poco más sabio.

Que las notas a pie de página de muchos libros sean simplemente incomprensibles es normal, le da al editor un barniz cultérrimo. Que expliquen palabras que sí sabes y que no lo hagan con otras palabra que no has escuchado en la vida, es hasta cierto punto usual (incluso en ediciones de grandes, enormes o gigantescos hispanistas). Que la nota a pie de página sea una chorrada tamaño Chipre, es más inusual.

¿De qué hablo? Del libro Poesía completa de Jorge Manrique, edición de Ángel Gómez Moreno, en la editorial Alianza, año 2000 ¿Cuándo lo leí? La semana pasada. ¿Dónde exactamente? Página 164:


En los primeros versos leemos "Mi temor ha sido tal/ que me a tornado judío". Aham, hagamos un zoom sobre la nota a pie de página que explica el textito:


"El judío [...] cobarde por excelencia, mito destruido con la constitución del poderoso Tsahal en la segunda mitad del siglo XX".

Al menos la nota nos da datos sobre la ropa que debían llevar obligatoriamente, que nos recuerda a la banda que llevaban en la Alemania Nazi. Pero ¿eh? ¿Siglo XX? ¿Tsahal? What's the question? Santa Wikipedia nos dice que el Tsahal son las "Fuerzas de Defensa de Israel (en hebreo: צבא הגנה לישראל, Tsva Hahagana LeYisrael), llamado abreviadamente צה"ל (Tzáhal)" o Tsahal. Lo que rima con lo de la segunda mitad del siglo XX.

O sea, que el editor desmiente un tópico racista enunciado por un poeta y noble castellano del siglo XV con unos hechos políticos del siglo XX al otro lado del Mediterráneo. Áspera orgía de churras literarias y merinas políticas. Ya sabéis homosexuales del mundo, no os matéis en el gimnasio para contrarrestar el mito de que los mariquitas son unos blandos. Hasta que no construyáis un estado político y un ejército que derrote a sus vecinos en repetidas ocasiones, los filólogos no desmentiremos ese tópico en nuestras notas. Tenéis cinco siglos para conseguirlo. El tiempo empieza, ya.

Actualización: En el comentario a este mismo post Ángel Gómez explica que "La equivalencia judío-cobarde, característica –como pongo de relieve de un modo pretendidamente aséptico– del antisemitismo de todos los tiempos, desaparece por completo en la segunda mitad del siglo XX". Es decir no es que pierda su lógica o se contraargumente (como yo lo había entendido), simplemente ese tópico deja de aparecer en la literatura.

4 comentarios:

AGM dijo...

Estimado José:

Perdona que irrumpa en tu vida a través de este medio electrónico, pero tú lo has hecho ya en la mía, y con una agresividad, apenas tamizada por la ironía, que no logro entender. Lo que compendia la nota contra la que arremetes es una creencia que viene de muy lejos (en los textos medievales, aparece con no poca frecuencia y con toda nitidez) y rebrotó con especial vigor durante la "Shoah" u Holocausto. Los testimonios son, de nuevo, tan abundantes como elocuentes. La equivalencia judío-cobarde, característica –como pongo de relieve de un modo pretendidamente aséptico– del antisemitismo de todos los tiempos, desaparece por completo en la segunda mitad del siglo XX; de ahí en adelante, son otros los calificativos y las imágenes de que se sirven quienes arremeten contra Israel o contra el judío. El asunto, creo, merecería todo un artículo, pero yo lo he dejado en ese punto porque no correspondía a la ocasión.

De veras, no salgo de mi asombro ante la reacción que ha provocado en ti esa breve nota.

Saluda, de mi parte, a tu maestro, y querido amigo mío, Pablo Jauralde.

Ángel Gómez Moreno

Kotoba dijo...

Toda una sorpresa la que me llevo al visitar hoy el blog de un querido amigo. ¡Y afortunado eres, José! No todos los días se cuenta con la presencia del implicado principal en un debate de esta talla. Yo lo aprovecharía.

Desde mi humilde posición de espectador veo una clara interferencia comunicativa entre ambas partes. Creo que mi coetaneo no pone en duda la legitimidad de la anotación como documento literario, sino como cuestión política: la creación de un ejército judío no basta por sí sola para acabar con el mito del judío cobarde.

De cualquier modo, y como filólogo también, me veo en la obligación de aportar mi grano de arena (por pequeño, equivocado o prescindible que sea). Creo que la "constitución del poderoso Tsahal" no sirve para destruir el mito del que hablamos. Zapata y Villa movilizaron una nación entera para que hoy el mexicano sea considerado "perezoso" o "vago". Hace falta algo más que una guerra (como vemos) para destruir un mito de tal calibre.

José Calvo Tello dijo...

Saludos a los dos. La verdad es que a mí también me ha sorprendido y alegrado el comentario. Me pregunto, Ángel, cómo has encontrado mi blog. Si es que buscaste el título de tu edición en Google, o quizás tu nombre y entonces apareció este blog. Me gustaría que me escribieses a mi e-mail personal (eumanismo@googlemail.com) desde alguna cuenta de correo electrónico tuya (aunque no fuese personal, sino del trabajo). En este carnaval llamado Internet lleno de máscaras y nicks uno tiene que estar medio seguro de alguna cosa.

Como dice Kotoba, en la nota no queda claro cómo es que el ejército de Israel afecta a ese tópico. El lector no entiende el verbo "destruir" como que en la literatura posterior (¿española?) no vuelve a aparecer ese motivo, sino que el ejército dinamita la lógica de ese tópico, que lo desmiente.

Me parecería muy interesante si realmente se datase que la construcción del ejército israelí hizo desaparecer ese tópico. Pero ante un objetivo así habría decenas de preguntas, que ya señalaba Kotoba, y de dudosa respuesta: ¿Está relacionado directamente con el Tsahal o en general con el estado de Israel? ¿Es el respeto que infunda Israel o una mayor sensibilidad tras la monstruosidad Nazi? ¿O ambas cosas? ¿En qué literaturas aparecía ese tópicos y en qué literaturas ya no vuelve a aparecer? ¿Es solo la literatura el arte que nota ese cambio? ¿Qué hay del cine? ¿En la televisión (o en otros artes populares) (des)aparece ese tópico?

Se me ocurren algunos personajes judíos del cine o de la televisión popular actual que bien podrían pasar por el tópico de judío blandengue, con el inseguro y tartamudo Woody Allen como líder del grupo, pasando por un buen número de series populares norteamericanas donde el judío es precisamente el cobarde o el más débil. Sé que este tipo de televisión no suele tomarse en consideración al hablar de Cultura, pero estamos hablando de la supervivencia (o no) de un tópico, por lo que las creo muy pertinentes. También se me ocurren algún ejemplo de todo lo contrario: por ejemplo, la última película de Quentin Tarantino. Así que quizás se podría señalar una aparición menos intensa, pero no del todo la eliminación del tópico (en este caso en EEUU).

Un tema muy rico, pero realmente creo que la nota, en una edición de Manrique y tal y como está redactada, es un error. Me quedé con la boca abierta al leerla, y también algunos compañeros de la Universidad a los que se la enseñé. Y eso, con una dosis de sarcasmo que no esperaba que acabase recibiendo el editor aludido, es lo que plasmé en el post. De todas maneras yo he dejado tu nota íntegra en el blog, el lector puede juzgar por sí mismo si mi lectura es acertada o no. Lo bueno de los blogs es que son textos flexibles y vivos y con mucho gusto podría introducir una actualización en la que añadiese tu explicación.

Espero tu respuesta y también un e-mail de comprobación.

Un saludo y gracias a ambos.

Gómez Moreno dijo...

Estimados amigos:

Nunca habría respondido a las invectivas ("denuestos" las llama Hernando de Talavera al traducir al Petrarca de "Invective contra medicum" [Lástima que no haya cursiva]) de José de no ver en su escrito las claras señales de eso que se llama "inteligencia" a secas (dejo de lado la llamada inteligencia emocional, que está tan de moda). Cuando se escribe y se argumenta como vosotros (y Kotoba va en el lote), uno se siente en la obligación de salir al paso de lo que parece injustificado o, al menos, excesivo.

Si, como suele ocurrir en la mayoría de los blogs, la redacción hubiese pecado de torpe y la puntuación reflejase cierto embrollo mental, de seguro habría guardado silencio. Sin embargo, lo que he visto en vuestra página es una sorprendente madurez para la edad que José confiesa, que supongo será la misma, “vel quasi”, en el caso de los demás partícipes en este blog. Así las cosas, me importa mucho vuestra opinión y la que de mí podáis dar en vuestro círculo, pues mi malhadada nota tiene su razón de ser.

Cuando uno peina tantas canas como yo, las ideas y las lecturas previas se adhieren al lugar menos pensado. Entre mis colegas, no sólo se me conoce como editor de poetas de cancionero, estudioso del teatro, del Humanismo en España o de las vidas de santos y su influjo en la ficción literaria: también saben de mi pasión por la ornitología y la botánica, por el análisis combinado de literatura y artes plásticas y, por añadidura, por mi marcado interés por la historia del pueblo judío.

En ese sentido, esa nótula refleja algo más denso que lo que se percibe a simple vista. Si doy ese salto cronológico no es por capricho sino porque, como decía en mi respuesta inicial, las alusiones al judío cobarde acaban justo en ese punto. En el ideario nazi, la cobardía del judío era inherente a su condición no-humana (recordad que las naciones eslavas eran etiquetadas en bloque como sub-humanas y estaban destinadas a ser mera mano de obra). Sus testimonios inciden, una y otra vez, en el hecho de que, antes de ser ejecutados, ya habían sido derrotados: no plantaban cara sino que aceptaban la muerte como el ganado. En cualquier historia del Holocausto encontraréis comentarios de ese mismo tenor.

A decir verdad, la reacción frente a esa idea heredada, potenciada por los nazis, comenzó antes de que naciera el propio Estado de Israel y, con él, sus Fuerzas Armadas. Los focos de resistencia del Gueto de Varsovia se movieron impelidos por el deseo de acabar de una vez por todas con la imagen del judío pasivo, que era conducido a la muerte sin ningún tipo de oposición. Ese sentimiento, mezcla de rabia y de orgullo, movió a las unidades que participaron en la Guerra de 1948, pero fue el nacimiento del Tsahal el que cambió el lenguaje antisemita de la noche a la mañana; de ahí en adelante, el judío fue cruel o asesino, pero nunca más se le tildó de cobarde.

Decían los viejos manuales de epistolografía que una carta se escribe para pedir algo, y algo os pido: que no os mostréis tan rigurosos cuando el caso no lo merece. Por mi parte, en este preciso instante doy por cerrado el asunto, pues no tengo nada más que añadir al respecto. Quedaré -ya quedo, de hecho- a vuestra disposición para lo que preciséis de mí. Me gustaría, eso sí, que fuese para cualquier otro asunto en el que pudiese aportaros algo novedoso e interesante. Con el mejor de los propósitos, os seguiré leyendo.

Saludos.

Ángel Gómez Moreno

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